¿se acaba el romance ?

Según criminalistas y psicólogos el secuestrado que permanece mucho tiempo en poder de su secuestrador desarrolla una relación muy especial: piensa como el delincuente, asume como propias las argumentaciones del secuestrador y hasta termina atándose al mismo destino. Más o menos es lo que viene pasando en San Luis.

El adolfo-albertismo ha configurado un poder con rasgos del stalinismo y del nazimo, como hemos explicado en esta columna. Rasgos que enmascaran una muy intensa acción de gobierno que transformó la realidad socio-económica provincial.

El pueblo de San Luis advierte que una buena parte de los que pasaron por los círculos del poder alcanzaron niveles económicos inexplicables si se repasa un poco su historia de vida, sus trabajos y sueldos. También es evidente que se dominan las instituciones de la democracia al caprichoso antojo de los hermanos Rodríguez Saá; al igual que los medios de comunicación social de mayor alcance provincial, los que por cierto se sostienen con los favores del presupuesto oficial.

Estas y otras situaciones que la prensa independiente -como EL DECAMERÓN- vienen denunciando; muestran a una provincia como secuestrada por una camarilla familiar vestida con la piel de la democracia política.

Y como pasa con los secuestrados, la conducta del secuestrador con su enriquecimiento, su accionar poco democrático, su ostentación dolorosa del dinero y del poder; terminan siendo aceptadas por los prisioneros como algo lógico, hasta casi deseable para mantener el bienestar laboral-habitacional, el trabajo y la seguridad que el secuestrador dice brindar. Esto ha ido llevando a que un pueblo secuestrado haya olvidado en momentos electorales decisivos la crítica al gobierno secuestrador, a pensar igual que él, sostener sus políticas y apoyarlo masivamente.

También suele ocurrir en estas peligrosas relaciones que el secuestrador se excede en sus procederes creyendo que no hay límites para su acción. Por lo que se meten en tantas acciones que terminan cayendo bajo su propio peso.

Lo venimos viendo en San Luis últimamente. La tan vergonzosa como incomprensible política educativa de los hermanos Rodríguez Saá ha comenzado a despertar el tronar del escarmiento popular. No puede saberse hasta dónde llegará este enojo por el manoseo de escuelas, docentes, padres y alumnos; pero está claro que hay aquí una ruptura de ese lamentable enamoramiento entre el pueblo secuestrado y el poder secuestrador. Esa puede ser la fractura que marque el inicio de una democracia efectiva en nuestra provincia.

Por eso también aparece la locura de apriete y miedo al periodismo independiente. Es que el stalinismo termina mostrando su verdadera cara cuando despliega la etapa represiva.

Publicada en EL DECAMERÓN – Año 3 – Número 50 – 19 de Junio de 1998

LOS COLETRUCHOS DE ADOLFO

El gobernador invirtió recursos estatales para convocar, trasladar y reunir a los estudiantes secundarios, el año pasado. Politiquería efectista, los encuentros concluyeron pidiendo la creación de los Colegios Universitarios y de la Universidad Nacional de San Luis. Desde entonces, con el tremendo peso de los medios de comunicación manejados al antojo, el tema se instaló en la sociedad.

Los Colegios Universitarios surgen de la Ley de Educación Superior y se reglamentan por decreto. Se crean sobre la base de un acuerdo con universidades de la región, tras cumplir con los requisitos de la planificación regional universitaria, y deben obtener el reconocimiento del Ministerio de Educación y Cultura.

El gobernador dio por creados los Colegios, indicó las carreras a dictar e inscribió a más de mil jóvenes. Despertó ilusiones, pero no informó ni demostró haber cumplido con los pasos previos. Es por ello que el decreto de Rodríguez Saá no habla de Colegio Universitario sino de Instituto Tecnológico Superior. ¿Cuál será, entonces, el destino de más de 60 millones previstos en el presupuesto para el funcionamiento de los Colegios Universitarios?. Ante el desatino evidenciado, bien puede pensarse que vayan a parar a fines non sanctos, como en tantas otras cosas.

Seguro que tanto se insiste con una Universidad en Villa Mercedes, para tener una institución dócil para albergar su idea de los Colegios.

El adolfo-albertismo ratifica que en educación anda por izquierda. Vaya a saber por qué, tras qué objetivos; vaya a saber a quién culpará más adelante para justificar sus mentiras ante los problemas o demoras que surjan.

La creación de una Universidad Nacional en Villa Mercedes, también fue propuesta con ruido usual. La Universidad Nacional de San Luis, se sabe, es la única estructura estatal en la provincia que el adolfo-albertismo no controla. Busca dividirla, anularla, arrinconarla. De paso, trata de recuperar votos perdidos en el Departamento Pedernera. Induce a los jóvenes que pidan la nueva universidad. Instala el tema, utilizando recursos de la provincia. Así vemos a la Fiscal de Estado descuidar sus importantes funciones para empujar la nueva idea.

Se miente cuando se pretenden discriminaciones de la Universidad con Villa Mercedes, también en cuanto al presupuesto y a las relaciones entre los dos centros universitarios. Una nueva universidad se crea por ley, tras estudios de factibilidad rigurosos. ¿Cómo fundamenta Adolfo tres universidades (San Luis, Villa Mercedes y Rio IV) en 200 kilómetros?. ¿Cómo explica el elevado gasto que exigiría una nueva casa, cuando se alardea de políticas de racionalización y reducción presupuestarias?. Por otra parte, no estamos en una región que, como el Gran Buenos Aires, justifique por densidad de población otra universidad.

Lo cierto es que como el adolfismo no puede dominar la Universidad de San Luis, busca crear una nueva. Con tal criterio, la oposición que no logra vencerlo, podría pedir la creación de una nueva provincia.

Lo racional sería que el gobierno una sus esfuerzos a la Universidad para lograr más y mejores recursos, tanto de la nación como del ámbito internacional.

Lo irracional es lo que se muestra: no ayudar a los que no puede dominar y controlar. Reventarlos. Aunque, como en este caso, sea mintiendo a la población y a los jóvenes, con banderas electoralistas de efectismo. Una nueva universidad no es garantía de solución a los problemas detectados, entre ellos, los del menemismo, corriente que Rodríguez Saá sostiene.

Lo grave es que jóvenes con ambiciones de estudiar se inscribieron en el coletrucho de Adolfo. Advierten y advertirán que su futuro no es claro.

Publicada en EL DECAMERÓN – Año 3 – Número 49 – 24 de Mayo de 1998

trampa caza bobos

Con rasgos nazis o stalinistas o con originalidad insospechable, los hermanos Rodríguez Saá cumplen el proyecto de acumulación de poder y riqueza. La base es su gobierno, notoriamente superior a los anteriores, aunque a poco que se analice la obra, se encuentren aspectos criticables en la calidad o en el uso que se le de. La obra está y le cambió la cara a San Luis de manera sustancial. Al punto de convertirse en polo de atracción de inversiones y de población y despertar algunas envidias en otros gobiernos provinciales.

Mas, el fin no justifica los medios. Marco ético elemental para toda acción política. Tras esa obra de gobierno, los hermanos configuraron un poder que dominó primero su partido y sucesivamente al Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Todo hecho inescrupulosamente.

El poder acumulado se ostenta también en un modo de vida fastuoso que hiere la sensibilidad. Fácil es conocer el anterior patrimonio de la familia y sus allegados, mas resulta difícil obtener una explicación de cómo lograron la riqueza que detentan. Aquellos que hicieron denuncias no han mostrado demasiado interés en seguirlas. Los jueces que las recibieron, fieles a sus amos, no han hecho nada por investigar.

El caso es que tras casi cuatro períodos de poder absoluto, parece ser que Adolfo necesita un descanso. Descanso que no debe permitir que le pase lo que a Angeloz en Córdoba. Aquí hay mucho más que descubrir.

Por eso aparece una jugada destinada a convertirse en uno de los salvavidas que se le han de ofrecer al adolfismo en caso de retiro. Alberto, que se había alejado de la política, aparece empujando un nuevo partido, el PUL. Nadie puede negar este origen al ver cómo se mueve el aparato periodístico oficialista: El Diario de la República, La Opinión y la corte de periodistas repetidores de boletines y versiones oficiales.

El PUL sería una fuerza nueva, con gente proveniente de todo el espectro provincial. Parece ser también que será un crítico de la acción de gobierno.

Críticas que caen por ahora sobre acciones difusas, sobre algunos funcionarios, intendentes, jueces. Como si fuéramos a creer que esos criticados han hecho o hacen por decisión propia y ajena a los dueños del poder provincial. Como si ellos hubieran aparecido caídos del cielo en los cargos y no como fruto de un rompecabezas diseñado, jugado y resuelto por los Rodríguez Saá.

El aparato adolfo-albertista es muy poderoso y de largo alcance; muchos se engañan creyendo en la buena voluntad de este PUL, sin ver qué hay y quiénes están detrás. Muchos otros participan con plena conciencia de que allí hay una nueva fuente de cargos bien remunerados.

La actual situación provincial en lo bueno y en lo malo, es consecuencia del proyecto político familiar adolfo-albertista, con 14 años de gobierno a su antojo con desprecio de las estructuras democráticas y todo. La desintegración del sistema y la mala calidad educativa, la desaparición de la política cultural, la mala calidad de la obra pública, la ineficiencia policial, la desaparición del Banco Provincia, los negocios acallados; entre tantas otras cosas que se pueden señalar, son la consecuencia lógica de ese proyecto.

¿Quién puede creer que el PUL empujado por Alberto y su círculo, integrado por funcionarios actuales del gobierno, habrá de investigar a fondo todo lo hecho; o que habrá de ser mejor que el PJ llevado por los mismos hermanos Rodríguez Saá a olvidarse de su base ideológica y de su cuna popular?

Duelen estas maniobras políticas ejecutadas con tanto poder, con tanto dinero. Duele ver cómo San Luis es manipulado en maniobras que marcan total desprecio a la inteligencia del pueblo. El PUL no es más que una trampa cazabobos para ofrecer una salida más (temporal o definitiva) al cansado Adolfo, con la seguridad de que nada de atrás se tocará de manera riesgosa para los dueños del poder.

El PUL es lo mismo de siempre, el mismo juego de poder familiar, sólo que en este caso van a cambiar algunas de las troneras a donde pararán los beneficio$ que $aben con$eguir.

Publicada en EL DECAMERÓN – Año 3 – Número 45 – 14 de Febrero de 1998

los peajes

En razón de la práctica de los hechos consumados, en San Luis son escasas las posibilidades de analizar detenidamente los pro y contras de acciones gubernamentales y su correcto encuadramiento legal. El adolfismo lanza una iniciativa y no vuelve atrás. Por obediencia, capricho o por negocios, nadie discute una iniciativa del jefe, por más viciada que esté.

Queda así la oportunidad de ver hasta dónde llega la capacidad de la comunidad para defenderse y enfrentar la ilegalidad.

Se ha difundido la determinación de cobrar peaje en el tramo San Luis – La Punilla. La idea del peaje ha sido muy resistida a nivel nacional, tanto por los importes que cobran, como por la forma que se hizo -primero se cobra y luego se construye-, ha significado una notoria mejora en los caminos en que se aplicó.

Más el fin no justifica los medios. Se debería haber seguido el proceso de licitación y exigencias muy claras a la empresa adjudicataria. Esto que es lo deseable, no es lo que ocurrió en San Luis.

La Cooperativa Telefónica La Toma es la adjudicataria de la obra mediante procedimiento desconocido y muy probablemente a dedo, sin trámite licitatorio alguno.

Es reconocida la honestidad de esa Cooperativa y la de sus integrantes, así como la calidad del servicio que presta. Es indudable que también esta Cooperativa tiene la suficiente iniciativa como para proponerle negocios al gobierno; sobre todo a partir de la realidad de que en poco tiempo el negocio de los teléfonos puede salir de sus manos. Pero una iniciativa, una propuesta no reemplaza el trámite legal al que debe ajustarse el gobierno.

Una obra de esta naturaleza tiene un trámite claramente legislado. Debe licitarse evaluando tanto la capacidad técnica específica, como la económica y el beneficio para la provincia. Nada de ésto se hizo. Y una cooperativa telefónica de buenas a primeras y sin que nadie lo pueda probar, parece haberse especializado en obras viales. Trabajos éstos que como cualquiera sabe exigen recursos que las empresas especializadas no siempre tienen o cumplen. Nada más ver el estado lamentable de los caminos hechos recientemente por la empresa Gualtieri para constatar todo lo que requiere la dedicación a la obra vial.

No se tiene conocimiento de ninguna evaluación técnica ni financiera ni de recursos humanos de la Cooperativa La Toma para que pueda ya ser encargada de la obra y para que inicie trabajos. El trámite no se reemplaza con la buena voluntad, ni con los buenos antecedentes en el negocio específico de los teléfonos. Como dicen los paisanos una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Los funcionarios tienen leyes a que ajustarse. Si no lo hacen incumplen sus deberes. La responsabilidad les cabe a directores, subsecretarios, ministros y gobernador. Además hay responsabilidades para senadores y diputados que deben velar por el buen proceder. También los jueces, fiscales y Defensor del Pueblo debieran actuar de oficio en defensa del sistema democrático de vida que nos obliga a cumplir las leyes. Todos estos funcionarios, legisladores y jueces serán cómplices de un delito: es decir serán delincuentes.

Estas cosas han sido muy comunes en el adolfismo, y siempre han ido de la mano del enriquecimiento sospechoso y rápido de muchos funcionarios. También con la mala calidad en muchas obras. La sociedad toda debiera ahora arremangarse y exigir que se cumpla con lo legislado.

Quede en claro que por más buenos antecedentes que tengan los integrantes de la Cooperativa, si continúa este procedimiento, también estarán incursos en la comisión de un delito. Y además sospechados seriamente de participar en un estado totalitario que hace a su antojo fuera de la ley.

Publicada en EL DECAMERÓN – Año 3 – Número 44 – 2 de Enero de 1998