LA ESCUELA DE FEUDALISMO Y SUS PROFESORES

Desde hace mucho que el Gobierno Provincial alardea de su “escuela de administración pública”, generadora dicen, de los premios recibidos como la provincia mejor administrada. Calificación que merece reparos desde que esa administración se cumple con una prestación insuficiente de servicios, carencia de profesionales, personal en situación de inestabilidad y muy bajos salarios para la totalidad del personal estatal. Eso de premiar sólo en función de balances y de obra pública, sin tener en cuenta la calidad de la obra ni la deuda en humanismo, es bien propio del neoliberalismo.

Pero además de esta pretendida escuela de administración, este Gobierno tiene otra escuela, de la que no habla. Se trata de una escuela de gobierno feudal no republicano; la que se expresa en el abandono de la constitución, en el desconocimiento o violación de la ley, en la ignorancia de lo que es una democracia republicana.

Estos conceptos se demuestran con la situación por la que atraviesa la localidad de El Trapiche ante la renuncia de sus autoridades municipales hace casi un mes; sin que hasta la fecha el Poder Ejecutivo haya demostrado interés en cumplir con lo prescripto por la Constitución Provincial, art 279 inc 1, es decir intervención por acefalía total. Los esfuerzos de los legisladores de la oposición para cumplir con ésto, han sido frenados por la mayoría oficialista.

Por cierto que la oposición plantea y con justeza que las elecciones municipales en El Trapiche deben ajustarse de una buena vez al texto constitucional, según el cual (Art.256) esta localidad debe contar con Intendente y Concejo Deliberante con cuatro concejales.   Norma constitucional que en San Luis se viene violando de manera flagrante y vergonzosa desde hace mucho. Situación que también abarca a Potrero de los Funes, El Volcán y Carpintería.

La justicia provincial eludió resolver esta inconstitucionalidad en las tres denuncias que inicié en su momento.

Hoy se han conocido expresiones, recogidas por la prensa, del Ministro de Gobierno, Justicia y Culto, Lic. Eduardo Enrique D’Onofrio. Dijo el máximo responsable actual de la política del gobierno para con los municipios, “que nada le cambia la vida a los vecinos el contar con un Concejo Deliberante”. Conceptos que son el resultado de una sumatoria de ignorancia de lo que es una democracia republicana; de la participación y representación de los ciudadanos en sus gobiernos locales; de las Constituciones nacional y provincial; también de la ley XII – 0349 – 2004 REGIMEN MUNICIPAL. Encierran también el desprecio y la discriminación a los pobladores de estas localidades al negarles sus derechos civiles.

Para D’Onofrio es lo mismo tener constitución, república y derechos, que no tenerlos.

¿Cómo que nada le cambia la vida un Concejo Deliberante? Si lo hubiera habrían funcionado los mecanismos de control para con el ejecutivo municipal y ante la acefalía se habrían cubierto de inmediato todas las vacantes y hasta se habría llamado a elecciones si así correspondiese.

Lo que en verdad pasa, es que independientemente de cómo se cumplían las funciones de gobierno municipal, las renuncias de la Intendenta Comisionada y su vice, obedecieron a la acción del ex Gobernador Alberto Rodríguez Saá, presumiblemente con alguna finalidad que aún no se termina de conocer. Alguna “directiva o consejo” ha llegado al ejecutivo y al legislativo y como en otras ocasiones todos temen que cumplir con la Constitución y las leyes como deben, moleste al ex gobernador o interfiera en sus proyectos. Y esperan órdenes para saber qué hacer.

Eso es lo que ocurre en un feudo. Todos le temen al señor. Lo que podría hacer el Ministro D’Onofrio es cumplir calladamente con la línea que le bajan sin declaraciones que lo muestran como un ignorante o como violador serial de la constitución.

Volviendo al comienzo de esta nota, cabe decir que estamos ante una demostración de la escuela de gobierno feudal no republicano instalada en San Luis desde los comienzos del Gobierno de Adolfo Rodríguez Saá y a cargo ahora de su hermano menor Alberto.-

En esta escuela se vienen formando nuestras jóvenes generaciones, creyendo que los votos (conseguidos como sea) dan derecho a hacer su antojo, a controlar todo, a adueñarse de los derechos civiles de los ciudadanos, a eludir sus obligaciones tanto como las sanciones que les corresponde por esas violaciones.

No tan sólo es mala la vocación feudal de estos señores con el almanaque y el reloj atrasado; lo peor es la vocación de vasallos de quienes obedecen, el aplauso de unos cuantos y el silencio de tantos.

Esta escuela de feudalismo con sede en Terrazas del Portezuelo y control remoto en El Durazno, es la que se manifiesta en las políticas de gobierno, en los dichos y hechos de funcionarios, legisladores y seguidores oficialistas. Es la forma de política que transmiten quienes debieran ser ejemplo.

El Lic. D’Onofrio fue “renunciado” hace un año del Ministerio de Vivienda por su escandalosa agresión física y verbal a los policías en un control rutinario. Lo perdonaron y volvió, no sólo sin aprender nada, sino aún más ignorante de sus responsabilidades democráticas.

Ahora insultó la democracia republicana ¿lo renunciarán por eso? Por lo menos que le hagan leer la constitución, algo de autonomía municipal y de participación ciudadana. O que alguien le explique algo.

Pero como dio una clase magistral en esta escuela de gobierno feudal no republicano fundada por los hermanos Rodríguez Saá, podemos esperar varias formas de negar o de manipular esos dichos.

                                                                      San Luis. Junio 2 de 2014