El Clavel del aire

El clavel del aire (Thillansia s.p.) nos acompaña desde siempre y se le han escrito canciones y poemas. Sin embargo desde hace unos 30 años ha comenzado a adquirir la dimensión de plaga.  Imperceptiblemente al comienzo, de modo acelerado hoy;  la invasión del clavel del aire (al que no se le conocen depredadores naturales); es para preocuparse ya que no parece haber mucha conciencia del tema, en especial de las autoridades responsables, como siempre suele pasar en estas  cosas.

El clave  del aire se hospeda en otras plantas, no se alimenta de ellas pero el desarrollo de sus numerosas colonias impide la formación de nuevas hojas y su agarre a las ramas es de tal fuerza que estrangula la rama impidiendo así la libre circulación de la savia.

La no formación de hojas  produce dificultades crecientes en el cumplimiento de procesos vitales como la fotosíntesis, la respiración, la transpiración.  Así, los árboles  detienen su crecimiento normal y su posibilidad de acumular reservas para épocas críticas (sequías, calor, etc.). Se vuelven más vulnerables a las enfermedades y a las roturas, llegando hasta la necrosis  total.

Además el clavel del aire puede absorber  hasta tres veces su peso en agua, de manera que cuando llueve las ramas invadidas  de colonias se sobrecargan con un peso superior al diseñado por la naturaleza para esa especie provocando roturas o malformaciones incorregibles.

A poco que nos fijemos en nuestros árboles, ya sea en plazas, parques o en el bosque natural; podremos comprobar la dimensión que adquiere esta invasión del clavel del aire. Cada vez son más  los esqueletos de árboles,  verdaderos fantasmas que reemplazan tristemente a nuestra flora.

Los municipios tienen su responsabilidad y el gobierno  provincial la suya. De tanto mirar  padrones y  encuestas han dejado de ver nuestro habitat. No se dan por enterados, no saben qué hacer o están dejando el fardo para que otro lo cargue. Como en todas las cuestiones ambientales el no hacer de hoy significa una más pesada herencia para nuestros jóvenes

No atacar hoy el clavel del aire significa un grave daño a nuestra flora. Es reducir la cantidad y calidad de nuestra arboleda, y de toda nuestra calidad de vida futura.. Y esto así tan claro, es de una gravedad extrema. No podemos dejar de hacer algo.

Este tema lo comenté con  funcionarios políticos y técnicos de  la Intendencia Municipal de la ciudad de San Luis.  Nada pasó, lo que me duele, me preocupa y me agravia. Porque es un  tema de futuro, que no puede postergarse ni ignorarse. Estamos hablando de los árboles de la ciudad, de los árboles de toda la provincia.

No siendo experto en el tema, me interesé en él y encontré en Internet muchas vías de solución. Cualquiera de nuestros gobernantes con responsabilidad en esto puede hacerlo y encarar acciones.

Hay medios químicos  que permiten decir que “matar” al clavel del aire sea sencillo y económico desde el punto de vista agronómico, con muchos productos de fácil acceso.  Pero es necesario   cumplir otra etapa, porque una vez necrosado no se pudre, queda pegado y sigue dando peso, sigue compitiendo con las hojas y dando un feo aspecto estético al árbol. De ahí que al tratamiento químico deba complementárselo con quitar el clavel del aire “muerto”, mecánicamente o  con podas selectivas, etc.

El costo de campañas de este tipo es notoriamente menor al costo de un futuro sin árboles. Y un trabajo así puede ser una excelente tarea para los pasantes, que la aprendan y luego puedan dedicarse a ella en la forma de pequeña empresa que haga el trabajo  en proyectos  de mayor escala.

Todo ejemplar de clavel del aire nuevo necesita  cuatro años de edad para producir semillas viables, de manera que haciendo el control cada dos o tres años, se asegura una muy buena protección.

Solo es cuestión de decidirse. No estoy tratando el tema en charla privada, que luego puedan negarla.

Está publicada, será difundida seguramente  por todos aquellos que aman la naturaleza. No podrán hacerse los desentendidos.