De unidad se trata * Recuperación de la dignidad sanluiseña

Muchas voces, individuales o institucionales, se levantan desde hace tiempo para denunciar los muchos y graves vicios que en lo personal, lo  económico, lo político y lo democrático, caracterizan al adolfo-albertismo. Nefasto proyecto que sufre la provincia desde 1983.

Voces que a la luz de esta realidad, han resultado vanas e insuficientes. Lo mismo que los varios  intentos electorales por instaurar un gobierno distinto, democrático y  honesto.

Tanto fracaso merece un análisis tan objetivo como sincero y profundo. Tan intensamente autocrático por parte de toda la oposición, como intensa es la crítica que ésta ejerce sobre adolfo-albertismo.

Las cuestiones a dilucidar son: ¿ Qué y cuánto hemos aprendido los opositores en estos intentos fallidos? ¿Qué  y cuánto estamos dispuestos a hacer para cambiar la historia?

Los Rodríguez Saá están en campaña desde hace 20 años; sin descanso y con todos los recursos humanos y materiales y la protección que les da su dominio absoluto en  los tres poderes.  Y también con  todo el dinero que han acumulado y ostentan  hasta la vergüenza. Ellos, su familia y sus más fieles y útiles seguidores.

La oposición suele organizarse  a último momento, no de modo solidario, sino más bien individualista,  personalista. Queriendo ganarle al adolfo – albertismo en su terreno y con sus armas. Lo que evidencia a los ojos del pueblo, cuando menos escasa vocación de poder.

La peor  de las experiencias  fue la elección del 14 de octubre ppdo. en La Capital, con una oposición atomizada en demasiados partidos. Lo que la hace poco creíble y definitivamente funcional a las necesidades del poder.

Esta falta de unidad, expresa escaso nivel de conciencia acerca de lo que nos pasa y de lo que se necesita.

Y esto nos cabe a todos los opositores. Parece mentira, pero a 20 años de esta dictadura enmascarada de democracia  eficaz, todavía no tenemos la suficiente conciencia del mal que se está causando a las instituciones, a nuestro pueblo, a nuestro futuro.

Desde noviembre de 2001 y  desde la Democracia Cristiana, venimos proponiendo la necesidad de que la oposición democrática de San Luis acuerde mínimamente un proyecto de unidad para los cargos ejecutivos provinciales y municipales. Si se puede ir más lejos, mejor. Y respetando  a cada  partido su pleno derecho a la libre elección de los candidatos nacionales que expresen su propia identidad.

Una unidad así es lo menos que podemos hacer como demostración de decisión para enfrentar a este duradero y corrupto proyecto politiquero familiar.

Una unidad que se exprese necesariamente en propuestas de un plan mínimo de acción de gobierno y de acción legislativa; cualquiera sea el resultado electoral, con plena libertad para la iniciativa propia y diferenciadora de cada partido. Una unidad que primero acuerde esas políticas y reúna una masa crítica de dirigentes y de técnicos, para recién después hablar de las candidaturas. Una unidad que no repita los errores de la vieja politiquería.

Convengamos que con Adolfo Rodríguez Saá de candidato a presidente, la próxima elección provincial puede ser la peor oportunidad para que la oposición intente recuperar el gobierno para la democracia.

Convengamos también que siendo tal la corruptela y la descomposición interna en el adolfo-albertismo,  no deja de ser previsible una caída de este régimen en el momento menos pensado, enredado en tanta maniobra, en tanta trampa, en tantos tejes y manejes. Más aún un gobierno de esta calaña no puede sino caer de modo abrupto.

A esa caída debemos colaborar con la unidad de la  oposición democrática.

Para ese momento debemos estar preparados, concientes y dispuestos a rescatar a la provincia desde donde quede.

Las viejas prácticas personalistas, caudillescas y  egoístas deben ser desterradas definitivamente del país y de la provincia. Ellas nos han llevado a esta situación que duele y ofende. Debemos comenzar un proyecto distinto, con objetivos definidos y programados, solidario, armónico, respetuoso de la diversidad y profundizador de las coincidencias.

Tras 20 años de un proceso corrupto, nuestro pueblo, especialmente nuestros jóvenes están creyendo que  la democracia es lo que es el adolfo-albertismo. Y los opositores  tenemos  buena cuota de culpa.

La convocatoria está hecha y será reiterada todas las veces que sea necesario. No es patrimonio de nadie; está dirigida  a lograr el bien común, a rescatar nuestra dignidad como personas y como provincia. Es una propuesta para un  largo plazo, por eso mismo ya debiera estar en marcha.