HOMENAJE A LA DICTADURA

Nuevamente el mes de setiembre nos trae el recuerdo del secuestro, tortura y asesinato de los jóvenes sanluiseños Graciela Fiochetti, Santana Alcaraz y Pedro Ledesma, ocurridos en 1976.

Un poco de justicia se hizo con el  juicio y  condenas a varios de los responsables activos de esos crímenes.

Pero sobrevive entre nosotros un categórico homenaje a uno de los integrantes en San Luis de esa dictadura asesina.

Me refiero al Centro Educativo Nº 6 de El Volcán, denominado Sub Secretario Carlos Sadoc San Martín.  Personaje  éste que en el momento de ocurridas las detenciones y asesinatos era  el  Sub Secretario de Educación y Cultura.

No fue ésta la única vez que esa persona  ocupó cargos en dictaduras, ya había ocupado el mismo cargo durante la dictadura de Onganía;  lo que lo muestra como  convencido y persistente partidario de las dictaduras.

Carlos Sadoc San Marín no fue responsable de ningún crimen, pero en ambas ocasiones en que fue la mayor autoridad educativa de la provincia se dedicó a perseguir y cesantear a los docentes cuyas ideas o compromiso político los llevaba a  enfrentar esas dictaduras. Y además   consintió con su silencio  todos los crímenes que se cometieron en San Luis y en el país todo. Su decidida y entusiasta participación en los gobiernos dictatoriales no necesita prueba alguna, es por demás evidente para quienes pasamos por esas etapas.

 

El homenaje

El nombre a este Centro Educativo Nº6 de El Volcán fue puesto por el ex Gobernador y hoy Senador Nacional Adolfo Rodríguez Sáa, dejando en el olvido a la docente sanluiseña cuyo nombre llevaba anteriormente esa escuela.

Cuando se designa un centre educativo con el nombre de determinada persona se está diciendo claramente a todo el pueblo y en especial a los alumnos,  que esa persona es un modelo a imitar, alguien que se destacó especialmente en su labor.

Al actuar así el ex – gobernador le rinde un homenaje a un miembro de la dictadura, está pidiendo a los alumnos que sean como él. Les está diciendo a los jóvenes que aprendan de  Carlos Sadoc San Martín a violar la constitucionalidad argentina, a perseguir a quienes piensan distinto a esos gobiernos dictatoriales, a callar cuando a su alrededor se cometen todo tipo de inequidades, hasta asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad.

El nombre de la escuela incluye el cargo que esa persona ocupó durante las dictaduras, es decir que Adolfo Rodríguez Sáa, conocía muy bien de qué se trataba. Y nada le importó.

 

Debo recordar  que el artículo  64 de la Constitución Provincial expresa: “Los funcionarios públicos que ejercieren funciones de responsabilidad política, en los poderes de la Nación, de la Provincia y del Municipio, en regímenes de facto, no pueden a perpetuidad, ocupar cargos públicos en cualesquiera de los poderes de la Provincia.”  Se castiga así con inhabilitación a perpetuidad a todos quienes  se prestan a violentar el estado de derecho y democrático. Se entiende que una inhabilitación para ocupar cargos por su adhesión a las dictaduras, se incluye que no reciban este tipo de homenajes.   Si bien la norma constitucional es posterior a los hechos cometidos por este personaje y no se puede legislar para atrás, sería muy bueno que los responsables originales de esta designación y quienes la mantienen aún ahora, expliquen las razones de la persistencia de este malhadado homenaje.

Corremos el peligro de que con el mismo criterio con que Adolfo Rodríguez Sáa bautizó así a este Centro Educativo,  algún trasnochado tenga la idea de dar  el nombre de Videla a otra  escuela.

 

El silencio cómplice.

Tiempo atrás, allá por 2006 diputados nacionales sanluiseños entre ellos el hoy Gobernador Poggi,  renunciaron al bloque al que pertenecían porque  lo presidía Juan José Álvarez, con presencia en los gobiernos de la dictadura de Videla.  Hicieron esa  fantochada para “quedar bien” en lo nacional; pero aquí….  Firmes homenajeando a otro personaje dictatorial.

 

Años atrás presenté un reclamo por esta designación al entonces Ministro de Educación L’Huiller quien envió el expediente a la escuela. Allí, en una reunión de docentes y padres se  presentó el tema a la ligera diciendo sólo que se quería cambiar el nombre de la escuela, sin leer las razones, sin hacer conocer los por qué de la propuesta. De ese modo la entonces directora del establecimiento dejó pasar la oportunidad de hacer justicia. Fue también cómplice, seguramente por el temor a la autoridad provincial.

Las muchas denuncias hechas a través de la prensa no fueron recogidas ni por funcionarios, ni por legisladores, ni por organismos de derechos humanos.

En el 2006 se entregó a diputados de la oposición un proyecto de ley, con todos los fundamentos del caso, para que ese centro educativo se denominara Mauricio Amílcar López; rindiendo así el justo homenaje que merece de parte de la provincia quien fuera  Rector de la Universidad Nacional de San Luis y detenido desaparecido desde 1977.

Tampoco hubo eco,  y esta inacción a mi juicio termina avalando desde la política la designación hecha por Adolfo Rodríguez Sáa.

¿Por qué pasan estas cosas? Por un lado, a raíz de los fuertes lazos existentes de hace mucho entre las familias San Martín y Rodríguez Sáa. Por el otro,  por el fuerte “lobby” que hace la familia defendiendo la memoria del funcionario.

Ojalá llegue el momento en que nuestros  jóvenes estudiantes dejen de recibir estos pésimos ejemplos y tanto doble discurso.

SAN LUIS., Setiembre 18 de 2012.

Los interesados también pueden conocer las siguientes notas:

http://www.tochimoreno.com.ar/2006/09/centro-educativo-el-volcan/#more-291

http://www.tochimoreno.com.ar/2006/05/escuela-el-volcan-ley/#more-334

http://www.tochimoreno.com.ar/2008/09/centro-educativo-de-el-volcan/#more-775