EL ADOLFATO: emergencia por corrupción

Completando lo expuesto en “De la corrupción” (El Decamerón Nº 10), resulta oportuno recordar algunas ideas dadas por Mariano Grondona en su libro “La Corrupción”. Y que son:

*Corromper es desnaturalizar, desviar una cosa del fin hacia el cual debe dirigirse.

*La corrupción del sistema político surge cuando el interés privado de los funcionarios irrumpe en el sistema público.

Esto fundamenta lo expresado en el título. Y va la explicación.

Hoy, Rodríguez Sáa nos habla de emergencia económica, educativa y previsional. No quedan claros los orígenes o los culpables por estas emergencias. Porque Rodríguez Sáa cumplió ya tres mandatos completos como gobernador. Y nunca tuvo necesidad de negociar leyes ni acción de gobierno. Ni con la oposición interna, ni con la parlamentaria. Ningún funcionario provincial hizo o hace sin el conocimiento y consentimiento de Rodríguez Sáa.

La catástrofe del banco surge porque en 12 años las autoridades bancarias puestas por el gobernador no cumplieron la normativa vigente y dieron préstamos con total irresponsabilidad. Irresponsabilidad también de subsecretarios, ministros y gobernador porque no quisieron o no supieron ejercer sus funciones de contralor.

El déficit previsional de jubilaciones surge de los aportes que según varias leyes debían ingresar a sus arcas y que no lo han hecho. Y porque se siguieron otorgando las jubilaciones de privilegio con total incapacidad de analizar críticamente este sistema.

La educación también está en emergencia. Lógico, si el mismo gobernador no envía a sus hijos a escuelas provinciales. Los distintos equipos que la gobernaron se dedicaron más que nada a aspectos materiales muy necesarios, pero más fáciles de resolver que los humanos y de funcionamiento, los que fueron olvidados.

¿Recién hoy el gobernador se entera de los morosos del Banco? ¿Recién ahora se da cuenta de las jubilaciones de privilegio? ¿Hasta ahora no supo de los problemas de funcionamiento del sistema educativo? En todos estos casos estas instituciones se desviaron de sus fines sin que el gobernador lo corrigiera. Por lo tanto incurrió en una forma de corrupción.

Si vemos el boato con que vive el gobernador, sus familiares y gran parte de quienes lo acompañaron en sus primeras gestiones, es fácil advertir que hay una gran tendencia a acumular riquezas y a ostentarla. Y esto es otra forma de corrupción.

Todo junto, está llevando a que la comunidad descrea de la estructura de gobierno y hasta de la misma democracia. Y ya se dijo que eso es corrupción por corrosión, a través de acciones que destruyen el sistema de vida que hemos adoptado.

Hoy el gobernador tiene un gobierno en emergencia, fruto de su erróneo accionar de 12 años. Y emplea el poderoso aparato familiar de prensa para quitarse culpas. Mientras da desesperadas muestras de su poder para evitar líos futuros. Ejemplo, la ley de designación de conjueces y a quiénes propuso como tales. Otro ejemplo, las reacciones en su gabinete y los cambios que se originan.

Son tantas las cosas raras que se vienen desarrollando que el adolfismo de antes devino en adolfato.

El temor es doble. Por un lado la desesperación por apagar tantos incendios necesita cada vez de más poder, de más fuerza. Y esto puede significar mayor represión. Por el otro, que si cae el adol – fato, e s muy probable que arrastre a la provincia a una situación aún más grave que la actual en lo material, en lo institucional y en lo espiritual.

Publicado en EL DECAMERON Nº 12 – 2 de abril de 1996