DE LA TRADICIÓN

Como con tantos otros acontecimientos y recordatorios la Tradición es para el 10 de noviembre y poco o nada más para el resto del año. Como diciendo…”Ya está, ya cumplimos. Ahora a otra cosa”. Actitud que forma parte de la persistente dilución de valores y de la disgregación nacional.

Tradición es palabra que proviene del latín, con significado ligado a entrega, legado; refiriéndose así a todo aquello que nos viene del pasado, como fundamento de identidad, especialmente aquello que se transmite en forma oral, de generación en generación.

Tradición es patrimonio, no sólo una ocasión festiva. Y como patrimonio, debe cuidarse tanto como enriquecerse. Justamente porque está en la raíz de las características de una familia, un pueblo, una nación. Podríamos decir que es parte del ADN.

Y cuando se recuerda nuestra tradición suele ser muy frecuente el quejarse por lo que se perdió, o criticar el avance de culturas, lenguas, costumbres que nos llegan de lejos. Esa queja, ese lloro, suele ir acompañado del posterior olvido a lo dicho y propuesto. Quejas y lloros son expresión de derrota y no nos sirven.

Viviendo en este período de globalización en que se achican las distancias, se aceleran los tiempos y la tecnología de los poderosos avanza de mil formas diferentes; somos “invadidos” por otras expresiones culturales que nos van imponiendo pautas que no nos son propias. Que debemos respetar, mientras se expresen en su propia realidad y espacio. Pero para nada debemos admitir que la globalización, que es real, invasiva y poderosa, nos quite nuestra identidad, historia y forma de ser.

La globalización debiera servir para unir, para integrar; nunca para absorber, destruir, olvidar.

Ninguna de las grandes potencias político-económicas ingresa a esta globalización renunciando a sus más antiguas y queridas tradiciones. Y con orgullo trabajan, se divierten y se muestran con todo aquello que los identifica como nación: vestimenta, bailes, música, comidas, idiomas y dialectos.

Si hemos de integrarnos a este mundo actual no podrá ser renegando de nuestra tradición, nuestra historia, nuestra cultura. Muchos siguen con la idea que lo extranjero es mejor y lo copian, apropian y difunden. Es una forma de traicionar la Patria, porque se la arranca de sus raíces y se le pretende injertar con lo extraño.

Si renunciamos a lo que nos viene como herencia y copiamos lo ajeno, no mereceremos el respeto de otras naciones, nos diluiremos como pueblo y seremos fáciles de colonizar.

Justamente este proceso de dilución de nuestras tradiciones fue señalado por el maestro Jauretche como de “colonización pedagógica”. Ahora potenciada por las políticas neoliberales.

Nuestra tradición, legado que nos viene del pasado, conforma nuestro ámbito de vida y nos compromete a cuidarlo y potenciarlo. No debiéramos verla como una curiosidad, menos aún como la intención de vivir en el pasado. Es asumir nuestras herencias originarias, españolas y criollas, conocerlas, transmitirlas, enriquecerlas, respetarlas.

No desde la queja y el reclamo, sino desde el vivirlas con intensidad, lejos de la mera formalidad.

Por ejemplo. En San Luis la ley II-063-2004 establece un porcentaje mínimo de música folclórica cuyana para radios y televisoras radicadas en la Provincia. Pero… ¿de qué sirve una ley casi desconocida para la mayoría y que nadie controla en su cumplimiento?

Se perdió vaya uno saber dónde, la ley que ordenaba la enseñanza del canto y las danzas nuestras, mientras, nos atruenan con elevadísimos porcentajes de música extranjera.

Ante la inacción oficial, que cree cumplida su misión promoviendo leyes de cuyo cumplimiento no se ocupa; es el mismo pueblo y sus organizaciones sociales quienes habrán de ocuparse en rescatar, vivir, enriquecer y transmitir el patrimonio tradicional con el que nos hemos convertido en esta República Argentina que amamos.

Vivir nuestra tradición y poner en su justo lugar lo que nos viene a veces como visita y muchas como invasión. No es esta afirmación un dato de xenofobia. Sino muestra de inteligente ratificación de identidad, con sus luces y sombras, pero identidad nacional al fin y al cabo.

Que otros en otras latitudes sean punks, góticos, festejen halloween, usen banderas gringas, se vistan de zombis.

Seamos nosotros mismos, el pueblo argentino, quienes saludemos con serenatas, quienes nos reunamos en asados y guitarreadas, quienes orgullosamente practiquemos y enseñemos las viejas danzas, quienes nos identifiquemos y unamos con la celeste y blanca, los que nos enorgullezcamos del coraje temerario de nuestra gente en la Guerra de la Independencia. Los que sepamos más del Éxodo Jujeño que de la Revolución Francesa.

Los que pensemos y vivamos en criollo.

Nuestro hermano Martín Fierro decía: “…pero se ha de recordar/ para hacer bien el trabajo/ que el fuego, pa’ calentar/ debe ir siempre por abajo.”

Porque desde abajo construyen su identidad los pueblos, sin esperar ni tolerar que lo hagan o impongan desde arriba.

Honrar a los anónimos y a los reconocidos hacedores de nuestra cultura tradicional argentina, en todas sus vertientes, es tomar ese legado y vivirlo. Si nos invaden otras expresiones culturales es en gran parte por quietismo nuestro o por estar colonizados mental y culturalmente. Hagamos nuestro aporte, sin tanta queja, con más acción.

Nos integraremos al mundo siendo nosotros mismos, no disfrazados o copiando lo que no somos.

Es tarea nuestra de cada día, celebrando logros cada 10 de noviembre. Y no que en ese día se digan frases de ocasión, para luego sintonizar otras culturas.

SAN LUIS. Noviembre 10 de 2014

 

 

 

 

6 comentarios sobre “DE LA TRADICIÓN”

  1. Exquisita su redaccion, inspiradores los conceptos vertidos. Debo hacer publica mi admiracion por sus sabias apreciaciones. Necesitamos muchos y muchas Tochi Moreno en el mundo. Saludos cordiales.

  2. Gracias por sus palabras. Hay que armar la tropa que difunda, perfeccione y concrete lo necesario para recuperar la vida republicana.

  3. Ud. habla muy bien, pero cuando tiene que defender la verdad no lo hace, sino que defiende lo que le conviene para mantenerse en el lugar y no tener conflictos con sus pares.

  4. Sr Anónimo, qué facil es hablar sin comprometerse, sin dar la cara. Dígam,e cuando no defiendo la verdad, cuándo me mantengo en el lugar y cuál es ese lugar? Cuales son mis pares para Ud ahora?

  5. Sus escritos son muy cierto espero que nuestras autoridades con formación competente puedan difundir y enseñar de nuestros valores, costumbres que brotan de las raíces de nuestros ancestros y de esa forma poder pisar en suelo firme y no andar flotando de puesto en puesto.

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